10 mecanismos de defensa psicológicos que te pueden estar autosaboteando.

¿Sabías que por naturaleza los seres humanos tenemos mecanismos de defensa psicológicos que forman parte de nuestra vida diaria?

De hecho, no constituyen una estrategia racional de nuestra mente para afrontar problemas y conflictos, sino más bien son una especie de “stand-by” que nuestro inconsciente utiliza para rescatarnos de un “presunto peligro”.

En algunos casos, estos mecanismos de defensa psicológicos pueden ser producentes pero en otros casos, nos impiden crecer y conducen a conductas des-adaptativas que son la base de los trastornos psicológicos posteriores.

¿Qué es un mecanismo de defensa?

Mecanismo de defensa es el nombre dado por Freud a las manifestaciones del Ego ante las exigencias de otras instancias psíquicas.

Un mecanismo de defensa se activa para protegernos de la ansiedad o la culpa provocada por amenazas psicológicas. Operan en un nivel inconsciente para evitar estos sentimientos desagradables, evitar la disonancia cognitiva (conflicto mental que ocurre cuando los comportamientos y creencias de una persona no concuerdan) y, por lo general, evitar los conflictos internos.

Los mecanismos de defensa, por tanto, son procedimientos que mantienen el equilibrio psicológico de manera inconsciente para enfrentar la angustia asociada a la expresión consciente de una representación pulsional (sexual o agresiva), a la transgresión del código moral, o a un peligro real externo.

Es decir, que partiendo de la idea de que hay contenidos pertenecientes al ámbito de lo inconsciente que no pueden pasar a la consciencia sin más porque nos perturbarían demasiado, los mecanismos de defensa harían posible que parte de ellos pasasen una especie de filtro siendo expresados e un modo en el que quedan negados o demasiado distorsionados como para afectarnos demasiado.

Los mecanismos de defensa son modos incorrectos de resolver el conflicto psicológico y pueden dar lugar a trastornos en la mente, la conducta y, en los casos más extremos, a la somatización del conflicto psicológico que lo causa.

En resumen, los mecanismos de defensa:

  • Son inconscientes y operan bajo el radar de nuestra conciencia.
  • Alivian el dolor y la ansiedad que pueden surgir de la disonancia cognitiva.
  • Pueden ser adaptativos e incluso creativos, pero también pueden ser patológicos.

¿Cómo funciona el mecanismo de defensa?

El funcionamiento del mecanismo de defensa se basa en la separación o reciprocidad para establecer una distancia segura entre lo que pensamos que es bueno para nosotros y lo que es malo para nosotros. Por tanto, “eliminan” la fuente de tensión, inseguridad o ansiedad.

Esta estrategia nos permite adaptarnos a determinadas necesidades, pero en realidad no resuelven el problema básico, sino que esconden el conflicto. De hecho, aunque los recuerdos o problemas hayan desaparecido de nuestra memoria consciente, seguirán afectando nuestro comportamiento inconsciente y ejerciendo presión sobre él.

Cuando establecemos un mecanismo de defensa, es como si estuviéramos trabajando a media capacidad, porque nuestra capacidad de “yo” para actuar está restringida porque no podemos hacer frente con plena consciencia a situaciones perturbadoras.

Sin embargo, si recurrimos a ellos con frecuencia, podemos acabar sufriendo diferentes barreras psicológicas, ya que no representan estrategias adaptativas para afrontar la realidad.

mecanismos de defensa psicológicos
Por tanto, el mecanismo de defensa es una protección natural contra situaciones para las que no estamos preparados psicológicamente para afrontar.

Tipos de mecanismos de defensa psicológicos

De lo que he aprendido en la psicología, existen dos grandes grupos de mecanismos de defensa: Primarios y Secundarios.

  1. Los mecanismos de defensa primarios 

Son los que se desarrollan en las fases más iniciales de la evolución del psiquismo infantil. Se caracterizan por ser mecanismos más primitivos. Su objetivo principal es la negación de la realidad de una forma muy contundente.

2. Los mecanismos de defensa secundarios

Son más elaborados y aparecen en épocas más tardías de la evolución y desarrollo del psiquismo. Son más evolucionados y en ellos podemos apreciar una mayor aceptación de la realidad.

Cuando los adultos no están familiarizados con las técnicas para lidiar con el estrés o los eventos traumáticos de la vida, a menudo recurren a los mecanismos de defensa primitivos.

Mecanismos de defensa primarios.

Te comparto los mecanismos de defensa primarios más comúnes de los que he leído y me parecieron interesantes:

Negación.

Implica negar un hecho, o una realidad, porque es tan doloroso, que la persona actúa como si no existiera o no existiera. Se considera uno de los mecanismos de defensa más primitivos porque es una característica de la infancia. Sin embargo, también es uno de los más comunes y lo usamos con moderación en nuestra vida diaria, por ejemplo cuando no queremos aceptar una adicción, la pérdida de un ser querido o algún tipo de trauma. El problema no existe.

Idealización.

Mediante este mecanismo, los humanos enaltecemos de cualidades a una persona a la que estamos unidos o sentimos una conexión emocional. Dicho en otras palabras, convertimos en Dios a la persona que queremos. De esta forma, nos llenamos de expectativas y damos la responsabilidad a esta persona de solucionar todos nuestros problemas. Este mecanismo de defensa psicológico es muy común en las primeras fases del enamoramiento. La persona amada, deja de tener defectos y es un cúmulo de virtudes a los ojos del enamorado.

Desidealización.

Nos encontramos en este caso, en el reverso de la moneda del mecanismo anterior. Al no haberse cumplido las expectativas, que la persona, tenía en su ser idealizado, le retira todas esas virtudes, lo despoja de cualquier valor y lo rebaja a una categoría ínfima. Nuevamente vemos como el amor nos muestra esta otra cara. Cuando surge la frustración amorosa, el ser amado que estaba en los altares, es descendido al lodazal y se convierte en un ser abominable.

Escisión.

Mediante la escisión, las personas hacemos una clara y tajante separación entre lo bueno y lo malo, entre las virtudes y los defectos. La escisión nos permite evadir situaciones o personas que nos producen sentimientos ambivalentes. Para la persona que usa la escisión, el mundo es blanco o negro. No existe el color gris.

La escisión suele ir unida a la idealización y la desidealización, pues la persona puede pasar a convertir a su amigo más leal, de la noche a la mañana, en la persona más traicionera, al sufrir el más mínimo desengaño. Para el que escinde no existen las personas con virtudes y defectos a la vez. O es bueno o es malo.

Disociación.

En este mecanismo de defensa primario, la persona se desconecta de una situación actual, y crea otra imagen de sí mismo. Esto le permite sobrellevar situaciones muy dolorosas o traumáticas.

Quizás lo podamos entender mejor con un ejemplo. Una persona acaba de recibir la noticia del fallecimiento de un familiar. Ante esa situación, se pone a jugar una partida de ajedrez y se mete tan profundamente en el juego, que se aísla de la realidad hasta el punto de que todo lo que le rodea y sea ajeno a la partida de ajedrez, le pasa desapercibido.

Proyección.

La proyección es un mecanismo primario muy extendido y del que en mayor o menor grado hacemos uso todas las personas. Consiste en volcar en los demás nuestras virtudes y nuestros defectos, al no ser capaces de reconocerlos como sentimientos propios.

La proyección puede ser positiva, como cuando proyectamos en el ser amado virtudes, que realmente son nuestras, pero las hacemos propias del otro.

Por el contrario, la proyección negativa, es más patológica y aparece cuando volcamos en el otro todos nuestros defectos. Podemos ver un ejemplo, en una pareja donde uno de los dos es muy celoso e inseguro. Esta inseguridad le obliga continuamente a estar haciendo reproches a su pareja, acusándole de que mira más a otras, de que no le presta atención, etc.

Mediante la proyección, la persona expulsa el problema y el malestar que conlleva, fuera de sí. Hace al otro culpable de sus males y distorsiona la realidad hasta el punto de llegar a creer en una realidad ficticia.

Mecanismos de defensa secundarios.

Te comparto los mecanismos de defensa secundarios más comúnes de los que he leído y me parecieron interesantes:

Compensación.

Es un mecanismo mediante el cual intentamos compensar las debilidades percibidas enfocándonos en nuestras fortalezas en otras áreas de nuestras operaciones. Al enfocarse en una fortaleza, la persona se da cuenta de que no puede ser “fuerte” en todas las áreas de su vida y puede abordar la debilidad que anteriormente la avergonzaba.

Por ejemplo, un ama de casa puede compensar su mala cocina haciendo hincapié en sus buenas habilidades de limpieza. Cabe aclarar que siempre que no exageremos nuestras fortalezas y habilidades, este mecanismo de defensa es positivo porque puede ayudarnos a tener una mejor autoestima y mejorar nuestra autoimagen, pero debemos tener cuidado de no excedernos.

Puede suceder que la compensación se lleve a cabo en búsqueda de una necesidad de validación y esto nos aleje de poder encontrar nuestros verdaderos talentos y fortalezas, en este caso puede ser un mecanismo de defensa negativo.

Regresión.

Es un mecanismo de defensa en el que la persona adopta de forma inconsciente comportamientos infantiles que ya había abandonado en su desarrollo madurativo. Es una forma de evitar los conflictos que aparecen con el cambio y el desarrollo. El ser humano no suele avanzar en su desarrollo de forma lineal, sino más bien en zigzag, dos o tres pasos adelante y uno hacia detrás.

Represión.

En la represión el sujeto olvida de forma voluntaria algo doloroso tras haber sido consciente de ello en un primer momento. Se aplica el lema: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. El olvido puede ser total (se olvida la vivencia y todas las emociones ligadas a ella) o parcial (se recuerda la vivencia, pero se reprimen los afectos que la acompañaban).

Aislamiento.

Mediante este mecanismo la persona consigue separar la carga emocional de los hechos o de los pensamientos. Nos encontramos ante un mecanismo útil, cuando hay que mantener la calma en situaciones críticas de riesgo vital, como un cirujano en una operación delicada.

El aislamiento podría confundirse con la disociación, pero la diferencia radica en el hecho de que en el aislamiento solamente se aparta de la consciencia la carga emocional, pero se es consciente del hecho concomitante. El abuso del aislamiento puede producir una personalidad fría, totalmente racional y casi anestesiada sentimentalmente.

Una forma más evolucionada del aislamiento es la intelectualización, donde el sujeto es capaz de aceptar la existencia de afectos, emociones y sentimientos, pero está bloqueado y es incapaz de manifestar esas emociones. El abuso de este sentimiento acerca al hombre a las máquinas y los robots, acabando por deshumanizarlo.

¿Deben desactivarse los mecanismos de defensa?

La mejor manera de desactivar los mecanismos de defensa es mejorar nuestras habilidades psicológicas.

Si desarrollamos una actitud resiliente, aprendemos técnicas para lidiar con el estrés, practicamos la aceptación radical y nos aseguramos de construir un “yo” fuerte, no es necesario que implementemos estos mecanismos de defensa porque no nos sentiremos constantemente amenazados.

Es importante señalar que no siempre es necesario desactivar los mecanismos de defensa. Mientras no se convierta en la estrategia principal para lidiar con la realidad, puede funcionar para mantener nuestro equilibrio mental.

Conclusión

Como hemos visto, los mecanismos de defensa son muy variados. En general, podemos decir que surgen cuando nos vemos desbordados y no podemos aceptar una situación. En ese momento y de forma inconsciente tratamos, mediante esos mecanismos de evitar el dolor psíquico que la situación nos está produciendo.

Los mecanismos de defensa van evolucionando con la edad. A un adulto, le puede hacer gracia observar los mecanismos de defensa más infantiles, como la negación de la realidad escondiendo la cabeza bajo tierra. Sin embargo, este mecanismo es muy útil en los bebés o en los adultos ante situaciones muy traumáticas.

Gracias a los mecanismos de defensa, utilizados de forma no abusiva, podemos atravesar con mayor facilidad ciertas situaciones de la vida, sin embargo es importante no usar los mecanismos de defensa de forma permanente para alejarnos de nuestra verdad. 

Recuerda que para poder ser nuestra mejor versión, tenemos que aprender a enfrentar situaciones difíciles y ver hacia adentro 🙂

Ili.

@ilianasam.m

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Iliana Sam✧

Iliana Sam✧

ILC/ ICF Certified Life Coach & Entrepreneur

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